La liebre y la tortuga
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Esta era una liebre muy veloz que se ufanaba de ser la más rápida de todos los animales del bosque. Era muy fanfarrona y presumida. Un día vio pasar a la tortuga y le dijo:
- Caramba, debes ser la más lenta de todos los animales del bosque. Creo que te ganaría una carrera con los ojos cerrados. Es más te daría ventaja y aún así podría ganarte.
La tortuga aceptó el reto de la liebre. Y organizaron la gran carrera. Cuando salieron de la línea de partida la liebre dejó que la tortuga se adelantara unos cuantos metros. Miraba con desdén a la lenta tortuga que iba dando pequeños pasos muy despacito.
La liebre pasó corriendo a su lado y le gritó:
- Oye tortuga te espero en el cruce, mientras llegas voy a echar una siesta, ja ja ja
La liebre decidió sentarse un rato a la sombra de un árbol para descansar, pero se aburrió tanto que pronto le entró sueño y se quedó dormida.
Pasó un buen rato y la tortuga pasó por un lado del árbol donde dormía plácidamente la liebre. La tortuga no se detuvo, continuó su lento caminar silenciosa y tranquila.
La liebre al despertase miró a ambos lados del camino y no veía a la tortuga, pensó que debía estar todavía caminando y decidió ir hacia atrás para ver por dónde venía, pero para su sorpresa no encontró a la tortuga.
Entonces escuchó una gran algarabía que provenía de la línea de meta y comenzó a correr a toda velocidad.
Se trataba de la tortuga que estaba llegando al final de la carrera. Aunque la liebre corrió con todas sus fuerzas no fue capaz de llegar y la tortuga le ganó dejándola en ridículo delante de todos.
Autor: Esopo
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