El león y el ratón
Versión Libre
Cierto día un ratoncito estaba comiendo frutas en la sabana, estaba tan entretenido que no se dio cuenta de que entre la maleza estaba acechándole un león.
De un brinco el león lo atrapó y cuando se lo iba a zampar el ratoncito le dijo:
- ¡No me comas, por favor! podría ayudarte y serte útil en el futuro.
- ¿Qué? ¿Ayudarme tú? ja ja ja ja... que gracioso eres. Pero que ocurrencias tienes pequeño ratón. ¿Cómo crees que un animalejo tan pequeño como tú podría ayudarme a mí que soy el rey de la selva? - Dijo el león riendo a carcajadas y luego agregó:
- Solo por haberme hecho reír tanto te voy a dejar ir... que gracioso eres... ja ja ja.
Entonces el león soltó al pequeño ratoncito que salió corriendo muy asustado sin poder creer que estaba vivo.
Pasó el tiempo y el ratoncito estaba un día paseando por la selva cuando de repente escuchó un rugidos muy lastimeros, para su sorpresa era el león que le había perdonado la vida, estaba atrapado en una red de cazadores y no podía soltarse.
El ratoncito corrió a ayudar al león.
- Hola, león ¿te acuerdas de mí?, te prometí que si no me devorabas te ayudaría y ahora voy a cumplir mi palabra.
En seguida el ratoncito comenzó a roer con sus afilados dientes la red hasta que logró romperla y el león quedó libre.
- Muchas gracias ratoncito ¿Quién lo diría? realmente me has ayudado. Pero tengo mucha hambre y me apetece un bocado - dijo el león atrapando al pobre ratón.
- ¡Espera, espera! no me comas. Te he salvado la vida. Yo podría ayudarte de nuevo y serte útil alguna vez.
- Vale, vale... tienes razón me has salvado, pero vete pronto. - dijo el león.
El ratón huyó a toda velocidad muy lejos.
Pasó el tiempo y el ratoncito una vez más escucho un día un llanto lastimero cuando iba correteando por la sabana. ¡Era otra vez aquel león!
- ¿León, qué te ocurre? - `preguntó temeroso
- Ayyy ratón es que me he clavado una astilla en la pata me duele tanto que no puedo caminar - contestó llorando el león.
- ¿Si te ayudo, prometes no comerme?
- Si me ayudas, pequeño ratoncito jamás intentaré comerte y seré tu amigo fiel por siempre.
Entonces el ratón con sus pequeñas patitas sacó la astilla y león quedó aliviado.
Desde ese momento nunca más intentó comerse al ratón y lo protegió por el resto de sus vidas.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Fábulas de Esopo
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