El patito feo
versión libre
Había una vez una pata que tenía unos hermosos huevos en su nido, los cuidaba y daba calor con mucho cariño y esperaba con impaciencia que sus pequeños patitos salieran del cascarón. Pero por una extraña casualidad otra ave anidaba también muy cerca y uno de los huevos cayó y rodó fuera de su nido, la pata al ver el huevo en la tierra rápidamente lo cogió y lo puso en su nido pensando que era suyo.
Al poco tiempo los pequeños patitos fueron naciendo el primero asomó su pico y sacó la cabeza, un precioso patito de sedosas plumas amarillas y blancas salió y la patita estaba muy feliz. El siguiente asomó un ala y también era un precioso pato amarillo y así iban saliendo uno a uno, hasta que por fin salió el patito del huevo rescatado... primero asomó una pata, luego la otra y finalmente rompió el cascarón en mil pedazos dejando ver un pato bastante raro, grande, torpe y de plumas grises.
- ¡Que patito más feo! - exclamó uno de los patitos y todos los demás al verlo se echaron a reir.
- Basta niños - dijo mamá pata - dejarle tranquilo que es vuestro hermano.
El pobre patito se sintió avergonzado, sabía que era muy diferente a sus hermanos, pero la mirada cariñosa de su mamá pata le tranquilizó.
El patito feo, como lo llamaban todos, era diferente... cada día crecía y crecía mucho más que sus hermanos. Los otros patitos no quería jugar con él y se quedaba solo. Pero su mamá pata siempre lo consolaba con un besito en la frente para que no llorara.
La mamá pata estaba preocupada, sabía que algo no iba bien y quería ayudar al patito feo.
Un día la mamá pata organizó un paseo el el lago para que los patos aprendieran a nadar, todos estaban muy contentos jugando y nadando, excepto el patito feo que lloraba solo porque nadie quería jugar con él.
Tras un largo rato el patito feo decidió nadar por el lago y cuál fue su sorpresa al ver a un grupo de patitos feos exactamente iguales a él. Eran grandes y de plumas grises como las de él y al acercarse todos lo saludaron y le invitaron a jugar.
Pasó un largo rato y la mamá pata empezó a buscar al patito feo, cuando lo encontró jugando con los patos que era iguales a él se dió cuenta de que el patito feo en realidad debía ser de otra especie.
Recordó aquel huevo que había recogido pensando que era uno de los suyos y entonces comprendió que había cometido un error. La mamá pata buscó a la madre de los patitos feos y le contó lo que había ocurrido.
La mamá pata le explicó al patito feo lo que había pasado y le preguntó si quería quedarse con esa familia a lo que el patito feo respondió que sí. Siempre y cuando ella lo visitara de vez en cuando para darle un besito en la frente.
El patito se quedó con su nueva familia, estaba muy contento y sus nuevos hermanos y mamá lo querían mucho. Con frecuencia su antigua mamá pata lo visitaba para ver cómo estaba y se sentía muy contenta al ver al patito feo tan feliz.
Pronto todos los patitos fueron creciendo y las plumas del patito feo se fueron transformando en una hermosas y elegantes plumas blancas porque en realidad él no era un pato, sino un cisne.
Cuando se hizo mayor el patito ya no era feo, era un increíble cisne blanco y todos los miraban con admiración por su gran belleza y elegancia.
Apuntes sobre el Cuento |
Enseñanza/Moraleja: No juzgar a otros por su apariencia. Respetar las diferencias.
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Edad recomendada: A partir de 5 años
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Qué se trabaja: Respetar las diferencias de color, aspecto, raza, creencias, etc. Evitar los prejuicios por la apariencia de los demás.
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Valores: Respeto, empatía, comprensión.
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Propuesta educativa de trabajo: Después de leer el cuento puedes comentar con tu hijo/a ¿los patitos han tratado bien al patito que era diferente? ¿cómo se sentía el patito distinto? |
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