Los tres cerditos
Versión libre
Había una vez tres hermanos cerditos que vivían en un precioso bosque con sus padres. Un día la mamá cerdita les dijo:- Hijos míos, deben construir sus propias casas.
El cerdito pequeño era muy dormilón y perezoso. Cuando su madre les dijo que debían fabricar su propia casa le sentó fatal... eso significaba tener que trabajar y aquello no le hacía ninguna gracia. Como tenía tanta flojera y desgano cogió un montón de paja que consiguió la fue pegando de unos cuatro palos y así se construyó una pequeña choza. No tardó más dos días en hacerla le pareció que estaba perfecta para echarse a dormir y descansar... y eso fue exactamente lo que hizo.
El hermano del medio era muy bromista y un poco revoltoso, pensó que la mejor manera de construir su casa era con materiales fáciles que le ayudaran a fabricarla muy rápido, así tendría tiempo para irse de fiesta, bailar y cantar que era lo que más le gustaba. Consiguió madera y se fabricó una cabaña con cuatro paredes, un techo, una ventana y una puerta. ¿Quién necesita más? y pensar que he construido esto en tan sólo 4 días, pensó. Consideró que con eso era más que suficiente y se fue con sus amigos de juerga.
El hermano mayor, era el más responsable y aplicado así que de inmediato se puso manos a a obra, comenzó a dibujar los planos de su casa, buscar un buen terreno, seguro y estable, hizo mediciones y cálculos, pensó en los mejores materiales para su casa y comenzó a fabricarla. Hizo unas sólidas y fuertes bases y la construyó con ladrillos y materiales muy resistentes. Se construyó una preciosa y acogedora casa de dos pisos, con todas las comodidades y hasta le puso una chimenea. Le tomó un par de meses de arduo trabajo día y noche sin descansar sus hermanos se habían reído de él al verlo tan afanado trabajando, le llamaban tonto por desperdiciar su tiempo en vez de irse de fiesta o descansar como sus hermanos.
Cuando todos terminaron sus casas decidieron celebrarlo y se fueron de picnic al bosque. Estaban muy felices cantando a coro: ¡Quién le teme al lobo feroz, al lobo, al lobo! bailaban y se reían sin saber que entre las sombras de los árboles les asechaba un hambriento lobo.
- Conque no me temen ¿eh? - les sorprendió el lobo - Ya veremos si dicen lo mismo cuando me esté dando un banquete con ustedes.
Los cerditos gritaron asustados y corrieron a toda velocidad cada uno para su casas.
El lobo persiguió al más pequeño de los cerditos y cuando éste se metió en su pequeña y endeble choza el lobo se rió a carcajadas.
- Ja ja ja ja, que risa que me da. ¿Crees que puedes esconderte allí? Pues ya te digo que soplaré y soplaré y tu casa derribaré.
El lobo comenzó a soplar y la choza del cerdito pequeño comenzó a desbaratarse hasta quedar completamente destruida. El pobre cerdito corrió desesperado a la casa de su hermano mediano que vivía cerca de él.
- ¡Abre, abre, déjame entrar que el lobo me persigue! - gritaba
El cerdito mediano abrió la puerta de su cabaña y dejó entrar a su hermano. Apenas tuvo unos segundos para cerrar la puerta antes de que el lobo llegara.
- Ja ja ja ja, que risa que me da. ¿Acaso creen que pueden esconderse allí? Pues ya les digo que soplaré y soplaré y su casa derribaré.
El lobo comenzó a soplar y la cabaña del cerdito mediano comenzó a derrumbarse hasta quedar hecha añicos. Los cerditos corrieron aterrados a la casa de su hermano mayor.
- ¡Abre, abre, déjanos entrar que el lobo nos persigue! - gritaban
El cerdito mayor abrió la puerta de su casa y dejó entrar a sus hermanos. Apenas tuvo tiempo para cerrar la puerta antes de que el lobo llegara.
- Ja ja ja ja, que risa que me da. ¿Acaso creen que pueden esconderse allí? Pues ya les digo que soplaré y soplaré y su casa derribaré.
- Lo dudo mucho - dijo tranquilamente el cerdito mayor. Quien ya había cerrado con llave todas las puertas y ventanas.
El lobo comenzó a soplar y soplar pero la sólida casa no se movía. Así que el lobo sopló y sopló con más fuerza hasta quedarse sin aliento, pero era imposible derribar aquella casa. Así que el lobo trepó por el tejado y quiso meterse por la chimenea... pero el cerdito mayor era muy listo y al escuchar los pasos del lobo en el techo adivinó sus intensiones así que encendió la chimenea con abundante leña para avivar bien el fuego y cuando el lobo quiso bajar por la chimenea se quemó la cola y las patas y tuvo que subir de nuevo y no le quedó más remedio que largarse.
Los tres cerditos celebraron y le pidieron a su hermano que les enseñara cómo hacer sus casas. Prometieron esforzarse y ser más responsables.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.🐷
Autor: James Halliwell Phillips
Apuntes sobre el Cuento |
Enseñanza/Moraleja: El flojo trabaja doble. Es mejor hacer las cosas bien desde el principio.
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Edad recomendada: A partir de 5 años
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Qué se trabaja: La necesidad de ser responsables con nosotros mismos y nuestras tareas. Las cosas bien hechas nos ayudan, mientras que las tareas mal hechas sólo nos traen problemas e incluso puede ser peligroso. Al final el trabajo mal hecho es una pérdida de tiempo.
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Valores: Responsabilidad, trabajo inteligente, ser previsivo.
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Propuesta educativa de trabajo: Después de leer el cuento puedes comentar con tu hijo/a ¿Quién fue el cerdito más listo? ¿Por qué? ¿Qué le pasa a los que no trabajaron bien desde el principio? |
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