El rey hipopótamo
Un cuento folclórico de Nigeria
Haca muchísimo tempo uno de los reyes más importantes de África fue el rey hipopótamo, sólo el rey elefante fue más importante después de él. El rey hipopótamo tenía 10 grandes, redondas y gordas esposas que lo querían mucho. Cada día iban río abajo para nadar y revolcarse en el barro. Pero el rey hipopótamo guardaba un secreto: nadie conocía su nombre excepto él y sus 10 esposas.
El los días festivos el rey invitaba a todos los animales para celebrar un gran banquete donde ofrecía deliciosa comida y bebida.
Un día en uno de esos banquetes, justo antes de que el rey y sus invitados se sentaran a comer el rey hipopótamo dijo:
- Amigos, están aquí para celebrar conmigo y disfrutar de este increíble banquete, pero primero uno de ustedes debe adivina mi nombre, si no lo logran entonces todos se irán a sus casa sin cenar.
Todos los animales estaban muy hambrientos y realmente se esforzaron por intentar adivinar el nombre del rey.
- ¿Te llamas Brutto? - preguntó un mono de cola larga. Pero el rey se echó a reír y negó con la cabeza.
- ¿Es Zabar tu nombre? - preguntó un cocodrilo de dientes muy largos, pero el rey y sus esposas se rieron aún más y negaron con la cabeza.
- Karimba es un buen nombre para un rey - dijo una hambrienta serpiente verde, pero el rey y sus 10 esposas negaron de nuevo y se reían.
- ¡No, no! ninguno de ustedes sabe mi nombre, así que deberán irse sin comer - dijo finalmente el rey y sus 10 esposas se reían escandalosamente.
Así que los invitados tuvieron que dejar el delicioso banquete e irse a sus casas hambrientos. Sin embargo, antes de irse de la fiesta una tortuga se detuvo y dijo:
- Te diré tu nombre en el próximo banquete. O rey ¿y qué harás entonces?
- Si dices mi nombre me sentiré muy avergonzado, tomaré a mis 10 esposas y a todos mis hijos y nos iremos a vivir al río - respondió el rey.
Luego, el rey y sus esposas se sentaron para disfrutar del gran banquete.
- Esa ha sido una muy buena broma que le hemos gastado a todos los invitados - dijo y se rieron a carcajadas.
La tortuga no sabía el nombre del rey, pero sí sabía que él junto a sus esposas iban cada mañana y cada tarde a nadar. El rey iba primero y sus esposas le seguían caminando de dos en dos.
Una mañana, antes del siguiente festival, la tortuga hizo un agujero en el camino hacia el río, luego se escondió entre el barro al lado del agujero y esperó a que pasaran el rey y sus esposas. En efecto iba el rey adelante y las esposas le seguían, primero dos, luego otras dos y así hasta que pasaron las dos últimas y la tortuga se movió haciendo que una de las esposas tropezara y metiera una de sus patas en el agujero haciéndose daño en el tobillo.
- Oooohhh, Isantim, mi querido esposo, me he lastimado una pata!!! - gritó
El rey y sus otras nueve esposas fueron a ayudar a la esposa con el pie lastimado y la astuta tortuga aprovechó para irse silenciosamente sin que nadie la viera. Estaba muy contenta y esperaba ansiosamente la llegada de la próxima fiesta del rey.
Cuando llegó el día de la fiesta el rey hipopótamo volvió a decir a su invitados:
- Amigos, antes de disfrutar de este increíble banquete, uno de ustedes debe adivina mi nombre, si no lo hacen entonces todos se irán a sus casa sin comer nada.
Entonces la tortuga se levantó y dijo:
- O rey, ¿prometes no matarme si digo cuál es tu nombre?
- De acuerdo, prometo no matarte - contestó el rey con cara de enfado.
- Tu nombre es Isantim, o rey - dijo la tortuga.
El rey de los hipopótamos y sus 10 esposas se veían muy molestos, pero todos los invitados se echaron a reír. Luego, todos se sentaron a disfrutar del gran banquete.
Al día siguiente, extremadamente avergonzado, el rey se fue con sus 10 esposas y todos su hijos a vivir dentro del río.
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