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La roca que quería una aventura

 La roca que quería una aventura


La roca vivía con su familia en un lugar tranquilo. Su familia y amigos eran muy quietos y callados, nada parecía ocurrir en aquella comunidad de rocas que disfrutaban sus días de inmóvil paz. Todos, menos ella, que soñaba con vivir una gran aventura.

Aquella roca era mal vista, en realidad todos pensaban que era algo inadaptada. ¿Vivir una gran aventura? ¿pero cómo se le habrá metido eso en la cabeza?, se preguntaban. Una roca es una roca, su trabajo es estar allí, quieta, firme, inmóvil y silenciosa. 

Pero la roca no escuchaba a los demás, estaba muy deseosa de cumplir sus sueños. Un día  hubo una gran tormenta y el viento soplaba furioso, así que la roca aprovechó para dejarse rodar. Simplemente se soltó y rodo por la montaña cuesta abajo hasta que llegó al borde de un camino que era bastante transitado.

La roca pensó que aquello era muy emocionante, era la primera vez que veía un paisaje diferente, veía a humanos caminando, carruajes, caballos. Había mucho movimiento y ella era testigo de todo aquello. Estuvo en el camino durante algunos días y nadie reparaba en ella, hasta que un hombre la recogió, la observó y se la metió en un bolsillo.

El hombre mostró su roca a la familia y la colocó sobre un estante desde donde podía ver toda la actividad de aquellos humanos. Eran muy curiosos y conversadores, se movían con frecuencia y siempre estaban sonriendo. La roca pensó que era una buena familia y se sintió contenta.

Una mañana el hombre se la llevó a su taller y con mucho cuidado comenzó a limpiarla, dijo que iba a "tallarla" y aunque la roca no sabía qué significaba esa palabra, se quedó muy quieta y esperó. El hombre usó un pequeño martillo y un cincel, comenzó a darle ligeros golpes. La roca no sentía dolor, pero tampoco entendía por qué el hombre hacía aquello.

De repente, cuando el hombre dio un golpe la corteza de la roca se cayó y dejó al descubierto un precioso cristal, entonces fue cuando la roca supo que era una "geoda", así la llamó el hombre. Las geodas son rocas que por fuera no tienen nada de llamativo, pero por dentro son cristales de cuarzo muy hermosos.

El hombre usó sus sofisticadas herramientas, la talló y la pulió y convirtió a la roca en un medallón al que le colocó un cordón y se la colgó al cuello. Él mostraba orgulloso su roca y todos admiraban el precioso y llamativo medallón.

Aquel hombre resultó ser un gran amante de los viajes y con frecuencia iba recorriendo lugares fantásticos y lejanos, siempre llevaba su medallón al cuello y decía que era "su talismán" así que nunca lo dejaba. La roca se sentía increíblemente dichosa porque su sueño al fin se había hecho realidad.

L.D. Araujo Morales



Apuntes sobre el Cuento

Enseñanza/Moraleja:

Los sueños se pueden hacer realidad, sólo hay que seguir la voz de nuestro interior.

 

Edad recomendada:

A partir de 5 años

 

Qué se trabaja:

La capacidad de soñar, de creer en nosotros mismos, de asumir riesgos, de seguir adelante a pesar de las críticas. Tomar acción es mejor que o hacer nada.

 

Valores:

Autoestima, confianza, fe, acción, valentía

 

Propuesta educativa de trabajo:

Después de leer el cuento puedes comentar con tu hijo/a a veces ser "diferente" parece un problema, pero no hay nada de malo en ser distinto o en desear hacer cosas diferentes al resto. Cada persona es original, única y dentro lleva un universo de posibilidades. Nunca permitas que otros intenten apagar tus sueños.



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