Recompensas y castigos
¿Cuándo sí y cuándo no?
Muchos padres se preguntan si realmente funciona dar recompensas y castigos a sus hijos porque lo han intentado y no obtienen los resultados que desean. Para que funcione es necesario entender cómo funciona y cuándo ofrecer las recompensas o los castigos.
Los concepto de recompensas y castigos provienen de la teoría de condicionamiento operante la cual fue el resultado de las investigaciones de dos famosos psicólogos conductistas Edward Thorndike y Burrhus F. Skinner.
Skinner fue quien se dedicó a describir sistemáticamente las características de este procedimiento de aprendizaje y lo aplicó en el ámbito educativo. Definió tres tipos de aprendizaje instrumental:
La Motivación Intrínseca y la Paradoja del Incentivo
La motivación intrínseca nace del propio individuo, es aquella que nos impulsa a hacer cosas por el simple placer de hacerlas, donde la ejecución de la tarea es una recompensa en sí misma. A diferencia de la motivación extrínseca que se basa en el sistema de recompensas y castigos.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford realizó en 1953 un estudio sobre cómo influyen las recompensas en la motivación de los niños. Los investigadores seleccionaron a niños de entre tres a cinco años a quienes les gustaba dibujar de manera natural y espontánea. Los dividieron en tres grupos:
1. Grupo 1: se les dijo que por cada dibujo que realizaran, se les daría un premio/recompensa.
2. Grupo 2: se les indicó que tendrían una hora libre, donde podrían hacer la actividad que más les gustara.
3. Grupo 3:. también se les indico que podrían realizar lo que quisieran; sin embargo, al final se les otorgaba un premio sorpresa por dibujar.
Los investigadores descubrieron que con el experimento uno de los grupos redujo su actividad de dibujar. ¿Imaginas cuál? ¡El grupo al que ofrecieron el premio!. Sin embargo, a los que no ofrecieron nada y a los que sorprendían con una recompensa, continuaron dibujando con la misma frecuencia y dedicación. Inclusive, los investigadores notaron que los dibujos del primer grupo estaban hechos con menos ganas y menos detalles.
Resulta que antes de la investigación los niños participantes del experimento dibujaban al mismo nivel. Después, los niños del primer grupo buscaban la recompensa y si no la veían, preferían hacer otra cosa. Al poner la recompensa como el objetivo, dibujar se convirtió en una motivación extrínseca.
Entonces ¿cómo recompensar o castigar?
No olvidemos que el objetivo final de recompensar o castigar es enseñar valores para la vida que dejen una huella permanente en el comportamiento de nuestros hijos a largo plazo. No se trata simplemente de que los niños limpien su habitación, se bañen, estudien, no sea malcriados, etc, de lo que se trata es que aprendan a ser organizados, tener higiene, disciplina, respeto, empatía, etc. Al final estamos educando para que sean personas fuertes, íntegras y emocionalmente sanas.
Para establecer un sistema de recompensas y castigos efectivo debemos considerar los siguientes tips:
RECOMPENSAS:
- El niño debe estar interesado en la recompensa: ésta debe ser significativa para él/ella.
- La recompensa se debe dar después de la realización de la acción deseada, debemos ser consistentes y cumplir las promesas.
- El rendimiento debe exceder los estándares normales. Por ejemplo, un deportista entrena diariamente para mejorar su rendimiento (motivación intrínseca), pero cuando participa en una competencia y gana recibe un premio especial por su esfuerzo.
- Evitar centrar el mensaje únicamente en las recompensas (dinero o reconocimientos), ya que así solo incentivas un pensamiento de “Hago esto porque obtendré algo”, en vez de un pensamiento de automotivación “Hago esto porque me gusta y me hace feliz”.
- Tomar en cuenta las recompensas no materiales: el reto, la curiosidad, el reconocimiento, la felicitación, promover la motivación intrínseca.
- Aplicar la recompensa espontánea. Como en el experimento, puedes sorprender a tus hijos con un premio, después de la actividad establecida.
- Dar recompensas adecuadas: estas deben ser cosas significativas pero a la vez proporcionales al logro y al esfuerzo. No le recompenses con cosas excesivas o demasiado valiosas en relación al logro o por el contrario con cosas de poco interés o valor para él/ella.
- Ser constante, recuerda que es un sistema de aprendizaje y la idea es que los niños puedan establecer una asociación entre la acción y el refuerzo. Para ello es necesario que se pueda repetir.
CASTIGOS:
- Establecer y explicar reglas y normas claras, para que el niño sepa a qué atenerse.
- Dar señales de aviso o recordatorio antes de que ocurra la conducta inadecuada.
- Administrar el castigo después de la realización de la conducta inadecuada, debemos ser consistentes y cumplir las promesas que hagamos.
- Administrar el castigo de manera tranquila y paciente, explicando el por qué se está castigando.
- El castigo siempre será el último recurso.
- Dar castigos adecuados a la falta: estas deben ser cosas significativas pero a la vez proporcionales. No le castigues con cosas excesivas o demasiado valiosas en relación a la falta y tampoco puede ser algo sin importancia para él/ella.
- Ser constante, recuerda que es un sistema de aprendizaje y la idea es que los niños puedan establecer una asociación entre la acción y el castigo. Para ello es necesario que se pueda repetir.
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