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📖 La muñeca de tela que tenĂ­a las piernas al revĂ©s

La muñeca de tela que tenĂ­a 

las piernas al revés

La muñeca de tela que tenía las piernas al revés

¿Quieres que te cuente el cuento de la muñeca de tela que tenĂ­a las patas al revĂ©s? SĂ­, respondiĂł mi nieto de 3 años con las ojos llenos de expectativas y acomodĂĄndose para escuchar la historia. No es que “SĂ­”, sino que si quieres que te cuente el cuento de la muñeca de tela que tenĂ­a las patas al revĂ©s. “SĂ­, cuĂ©ntamelo” y la chanza continuaba por un buen rato hasta que me mirĂł con carita triste y me pidiĂł que le contara el cuento de verdad…  asĂ­ que tuve que echar mano de mi imaginaciĂłn e inventar Ă©ste cuento.


Hace mucho, mucho tiempo, en un pequeño pueblito vivía una niña a la que le encantaban las muñecas de tela y un día su abuelita le compró una linda muñeca de tela y se la entregó.

La niña recibiĂł su muñeca con mucha emociĂłn y de allĂ­ en adelante fue su compañera de juegos por mucho tiempo. La niña le confeccionaba vestidos con la ayuda de su abuelita, le daba comidita, la llevaba de paseo, le contaba cuentos, dormĂ­a con ella… la niña era muy feliz con su amada muñeca.

PasĂł el tiempo, la niña creciĂł y ya no le apetecĂ­a jugar con muñecas, por lo que se olvidĂł de ella y Ă©sta fue a parar  al cuarto de los “trastes” que era la habitaciĂłn de la casa donde se guardaban las cosas que ya no se usaban. AllĂ­ pasĂł la muñeca varios años, olvidada, rota, descocida y muy triste. SĂłlo veĂ­a a un gracioso ratoncito que hablaba con ella y que al ver su tristeza, trataba de animarla con una canciĂłn:


La Muñeca Fea
Autor: Francisco Gabilondo Soler
Escondida por los rincones.
Temerosa de que alguien la vea.
Platicaba con los ratones
la pobre muñeca fea.

Un bracito ya se le rompiĂł.
Su carita estĂĄ llena de hollĂ­n.
Y al sentirse olvidada llorĂł
lagrimitas de aserrĂ­n.

Muñequita
le dijo el ratĂłn
ya no llores tontita
no tienes razĂłn.
Tus amigos
no son los del mundo
porque te olvidaron
en este rincĂłn.
Nosotros no somos asĂ­.
Te quiere la escoba y el recogedor.
Te quiere el plumero y el sacudidor.
Te quiere la araña y el viejo veliz.
También yo te quiero,
y te quiero feliz.
(BIS)

Un día llegó al pueblo una familia, se mudaron cerca de la casa de la abuelita que le había regalado la muñeca de tela a su nieta. En esta familia había una niña pequeña y todos se hicieron amigos de la abuelita.

Una vez la niña estaba muy enferma y el médico le recetó reposo en cama y la pobre se aburría muchísimo. La abuelita la visitó y mientras charlaban la niña le comentó que le encantaban las muñecas de tela y que le gustaría tener una, pero sus padres no podían comprårsela.

La abuelita se acordó de la linda muñeca de tela que le había regalado hacía años a su nieta y lo feliz que ésta había sido y pensó: - Voy a buscar la muñeca para dårsela a esta niña.

AsĂ­ que la abuela fue a casa de su nieta y preguntĂł por la muñeca, la familia le dijo que probablemente estaba en el cuarto de los “corotos” y efectivamente allĂ­ la encontrĂł. Al verla se dio cuenta de que estaba bastante deteriorada, hasta las piernas se le habĂ­an desprendido. Sin embargo, la abuelita pensĂł:

- No importa, la puedo reparar, la limpiaré, la coseré, le haré ropita nueva y quedarå linda de nuevo.

La abuela se fue a la tienda y compró telas, hilos, botones, cintas, agujas y todo lo que necesitaba para reparar a la muñeca de tela. De camino a su casa, la abuela pasó por la casa de la niña y le prometió que al día siguiente le llevaría una sorpresa.

La abuelita puso manos a la obra y remendĂł, cosiĂł, confeccionĂł trajecitos para la muñeca, pero en medio de esta labor se fue la electricidad, y todo quedĂł a oscuras. La abuelita buscĂł unas velas y las encendiĂł y cuando regresĂł para continuar con su  trabajo no recordaba dĂłnde habĂ­a colocado los lentes, buscĂł en vano en varios lugares, pero no los consiguiĂł.

- ¿y ahora quĂ© hago? Necesito terminar esta muñeca, sĂłlo me falta coserle las piernas.

Decidió hacerlo sin sus lentes y con la tenue luz de las velas ya que la abuelita siempre cumplía sus promesas. Cosió las piernas al cuerpo, vistió y peinó a la muñeca y la colocó en una hermosa bolsa de regalo.

La abuela se levantó con los primeros rayos del sol, y luego de tomar un rico desayuno se fue a casa de la niña, quien ya la estaba esperando con mucha emoción porque sabía que le llevaría una sorpresa.

Cuando la abuela le entregĂł la bolsa, la niña sacĂł la muñeca y la abrazĂł con mucho cariño y llena de alegrĂ­a. Pero la abuela se quedĂł paralizada por un momento, porque al ver la muñeca, algo andaba mal… ¡tenĂ­a las piernas al revĂ©s!

- ¡Ay! Como se fue la luz y ademĂĄs perdĂ­ los lentes le peguĂ© las piernas al revĂ©s a la muñeca. Si quieres me la llevo para arreglarla.
- No, no. Por favor, dijo la niña, me quedo con mi muñequita así, no te preocupes abuelita que me gusta mucho mi muñeca con las piernas al revés.

La muñeca fue muy feliz con la niña, quien la quería, la cuidaba y jugaba con ella como una vez lo hiciera su antigua dueña. Y colorín colorado, el cuento de la muñeca de tela que tenía las piernas al revés, se ha acabado.

Betty E. Morales O.

Apuntes sobre el Cuento

Enseñanza/Moraleja:

Cuando los regalos se hacen y se reciben con cariño, son ¡perfectos!

 

Edad recomendada:

A partir de 3 años

 

Qué se trabaja:

No todo tiene que ser perfecto, a veces lo importante es el gesto, el cariño y la dedicación que ofrecemos.

 

Valores:

Familia, comprensión, valorar los pequeños gestos, compartir.

 

Propuesta educativa de trabajo:

Después de leer el cuento puedes comentar con tu hijo/a sobre los regalos que se hacen desde el corazón. Recordar ese dibujo tan lindo que hizo nuestro hijo/a y que pegamos en el refri para verlo siempre... los detalles bonitos que siempre recordamos porque tienen un valor sentimental.



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