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📖 Anastasia y Aladín. Un cuento para enfrentar los miedos 🐕

Anastasia y Aladín

Un cuento para enfrentar los miedos



Quiero contar la historia de Anastasia, ella vive en la cabeza de mi abuela, de vez en cuando sale a dar una vuelta, brinca un poco y se regresa justo detrás de su oreja izquierda. Al principio a mi abuelita le molestaba que Anastasia eligiera su cabeza como hogar, pero con el tiempo se acostumbró y yo creo que hasta le gusta, aunque a veces le da un poco de comezón y otras veces le hace cosquillas. Incluso hay ocasiones en las que Anastasia le da un mordisquito y mi abuela rápidamente se rasca. Es divertido ver cómo mi abuela se acuesta y comienza a dar vueltas para rascarse cuando Anastasia la muerde, luego regresa a la casa aliviada y feliz moviendo su colita... ¡Es que ser la casa de una pulga no es nada fácil!.

Recuerdo una vez en que mi abuelita casi pierde a Anastasia, fue aquel día en que nos llevaron a todos al veterinario: a mamá le hicieron un corte de cabello y le colocaron un lazo, a papá le cortaron las uñas y le limpiaron las orejas, a mí me pusieron unas vacunas y me colocaron un collar con una placa, pero a mi abuelita… ¡le dieron un baño! Anastasia se agarró con fuerza para no caer y mi abuela le dijo que se escondiera dentro de su oreja izquierda, pero eso sí, que no la mordiera. Desde ese día a mi abuela no le gusta que la bañen y corre para que no la atrapen cuando ve el agua y el jabón.

Pero Anastasia tiene un problema: no puede brincar alto… Si, ya sé que frente a algo así te preguntarás: ¿Cómo que no puede brincar alto si es una pulga? Cierto, se supone que las pulgas brincan, eso es lo que hacen mejor, pero a Anastasia le da miedo lastimarse, o caerse o simplemente teme no hacerlo bien. Ella sueña con sentirse bien con ella misma, realizarse como pulga y llegar más lejos cada vez con unos grandes, poéticos, atléticos e impresionantes saltos, sueña con ser la mejor pulga saltarina que pueda llegar a ser.

Anastasia recuerda que una vez hace algún tiempo, dio el gran brinco de su vida. Fue el día en que saltó desde muy, muy alto hasta el cuello de la abuela. Ella era mucho más pequeña y recuerda que cuando vio el perruno cuello de mi abuelita se emocionó muchísimo y no tuvo duda de que allí encontraría su hogar, era una emoción tan intensa que ni lo pensó, sólo tomó un gran impulso, su cuerpo se llenó de una poderosa energía y se dijo: “yo puedo, lo lograré” y como un veloz rayo brincó. Se vio a si misma volando por los aires en cámara lenta, la briza acariciaba su rostro y su corazón latía con fuerza y cuando aterrizo en el cuello de mi abuela se sintió como toda una triunfadora, fue un instante mágico que quedó en la memoria de Anastasia grabado para siempre, pero lamentablemente después de ese gran brinco nunca más volvió a saltar alto.

Desde luego Anastasia se la pasa hablando de ese gran brinco, de la manera cómo el pelo color caramelo de mi abuela relucía y ella supo al instante que allí estaría muy confortable y segura. Recuerda también  cómo todo su cuerpo se preparó para dar el gran brinco… como una ligera tensión y luego ¡bam! se impulsó con fuerza y decisión. Sus movimientos fueron precisos y bien coordinados y esa estupenda sensación al sentir la brisa en su rostro, la agitación en su pecho que retumbaba en sus oídos como un tambor y luego, la satisfacción y alegría por haberlo logrado… ahhhh suspiraba Anastasia, ¡qué tiempos aquellos!

Un día mi abuela y yo fuimos al patio y ¡oh sorpresa! en una hojita había una pulguita sollozando, corrimos hasta ella y le preguntamos qué le pasaba, Anastasia se presentó: “Hola mi nombre es Anastasia, ¿qué te ocurre?”.

Hola, soy Aladín estoy llorando porque me he quedado sin hogar, mi antiguo amigo perruno recibió un gran baño y me resbalé  de su pelaje.

- Debiste haberte escondido dentro de su oreja- dijo la abuela.

- Tienes razón, pero ahora no tengo donde vivir. – Contestó Aladín.

Mi abuela y yo nos miramos y decidimos que podríamos ayudar a la pequeña pulguita. 

- Si prometes no morderme muy fuerte, puedes vivir en mi pelaje – dije.

- ¡En serio! – exclamó Aladín emocionado – seré una pulga muy amable lo prometo.

Aladín subió dando un brinco espectacular hasta mi lomo y gritando “Yujuuuuuuu”. Anastasia se quedó perpleja, admirando el salto de nuestro nuevo amigo.

- Me gustaría saltar así - dijo Anastasia.

- ¿Cómo que te gustaría? Preguntó sorprendido Aladín, - ¿Acaso no sabes brincar?

- Bueno, si brinco, pero no doy saltos espectaculares… - contestó afligida.

- Pero si eres una pulga, eso es lo más fácil de hacer. Tal vez es que no has practicado lo suficiente – dijo convencido Aladín.

- Es que temo golpearme, o lastimarme – contestó ella algo tímida.

- Nada de eso, en agradecimiento por recibirme te voy a ayudar Anastasia. Yo  voy a enseñarte a brincar muy alto– acotó Aladín - Es muy sencillo sólo es cuestión de imaginar.

- ¿Imaginar? Preguntamos todos al unísono.

- Desde luego: imagina que te ves a ti misma en una pantalla de cine, como en una película donde la protagonista eres tú, entonces te ves frente a la posibilidad de dar un gran brinco, aunque te sientes temerosa y te asusta la posibilidad de fallar, pero en definitiva vas a brincar pues esta es una película en la que la estrella eres tú. Te preparas, tu corazón late con fuerza, lo sientes palpitando de emoción, tomas fuerza, tensas tu cuerpo y te estiras con un gran impulso hacia adelante y mientras brincas, sientes la suave caricia de la brisa, observas todo desde arriba y sientes la ligereza de tu cuerpo surcando los aires. ¡y bam! Te das cuenta que estás brincando y al fin lo logras. Todos te felicitan y te admiran por tu espectacular salto. 

- ¡WOW! Esa película me encanta… - dijo Anastasia soñadora.

- Así es querida Anastasia, se que tienes todo lo necesario para lograr tu sueño y a medida que imaginas que puedes lograrlo te vas a sentir cada vez más segura y confiada, con esta sensación ahora te sientes preparada.  ¿Qué te parece si lo intentas?

- Anastasia tomo una respiración profunda y ¡bam!  Dio un brinco grande y luego otro, y otro y otro cada vez más alto que el anterior.

De allí en adelante, Anastasia saltaba altísimo junto a Aladín. Cuando iban a pasear, saltaban en el parque, en el jardín, dentro de la casa. Saltaban con alegría y cada vez lo hacía más y más alto. Desde luego, todos estábamos muy contentos, pues mi abuelita y yo tenemos los mejores amigos que un perro pueda tener: ¡Un par de pulgas saltarinas y felices!.

L.D. Araujo Morales

Apuntes sobre el Cuento

Enseñanza/Moraleja:

Todos tenemos capacidades internas que desconocemos, pero es necesario atrevernos a enfrentar nuestras dudas y temores para lograr descubrirlas.

 

Edad recomendada:

A partir de 5 años

 

Qué se trabaja:

Enfrentar el miedo a hacer algo, trabajar la autoconfianza.

 

Valores:

Iniciativa, valentía, curiosidad, voluntad, seguridad.

 

Propuesta educativa de trabajo:

Después de leer el cuento puedes comentar sobre una actividad que haces con total confianza y seguridad, por ejemplo: yo sé pintar/bailar/trepar muy bien y luego pregúntale al niño qué cosas se le dan bien hacer ¿cómo te sientes cuando haces esas actividades? Por otro lado hay cosas que me gustaría hacer pero me dan un poco de miedo ¿si alguien me enseñara podría aprender a hacerlas? ¿cómo es ir por primera vez a la escuela? ¿da un poco de miedo? ¿y después que ya sabes cómo es, te sigues sintiendo igual? El miedo a veces nos impide hacer cosas y otras veces nos pone en alerta, es normal sentir miedo ante lo nuevo, pero lo importante es superarlo.


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